Youtube y el futuro de los contenidos con IA
Está pasando ahora mismo, un cambio fundamental para el contenido
Durante años, la página de Trending de YouTube funcionó como una especie de plaza pública cultural. Aunque podíamos contar con ciertos protagonistas en momentos específicos —Yoga with Adrienne en enero, videos de MrBeast y Unspeakable a lo largo del año— Trending nos daba un punto de referencia compartido. Ofrecía la sensación de que millones de personas estaban viendo las mismas cosas, más o menos al mismo tiempo.
Esa era ha terminado oficialmente. Este año, YouTube eliminó la página de Trending y la reemplazó por rankings específicos por tema, para categorías como videojuegos y deportes.
¿Qué significa esto para el futuro de la plataforma?
“Los días de entrar, suscribirte a la página de un creador y seguir lo que hace —YouTube quiere desincentivar eso”, explicó Ryan Broderick, fundador del newsletter Garbage Day.
El abandono de Trending, sugiere Broderick, es parte de un cambio más profundo: YouTube se aleja de la curaduría cultural y apuesta casi por completo por la recomendación algorítmica. No es un detalle menor que la plataforma también haya eliminado sus resúmenes anuales. La idea es clara: YouTube quiere que los usuarios “la abran como abrirían Netflix y se pongan a ver”, posicionándose al mismo tiempo como competidor de TikTok y como servicio de streaming.
¿Cómo va esa estrategia?
En términos de números, funciona. YouTube domina tanto el formato corto como el streaming en televisores, donde ha sido la plataforma líder durante dos años consecutivos.
Los Shorts reciben hoy cerca de 200 mil millones de visualizaciones diarias, una cifra que triplica el alcance del formato en 2024. Pero este crecimiento no solo se explica por cambios de consumo: también tiene que ver con cómo se produce el contenido.
La nueva variable: contenidos creados con IA
Nunca antes fue tan fácil producir tanto contenido, tan rápido. Herramientas de inteligencia artificial permiten hoy generar guiones, voces, imágenes, animaciones, música y videos completos en cuestión de minutos. Esto ha reducido drásticamente las barreras de entrada: una sola persona puede producir lo que antes requería equipos enteros.
El resultado es una explosión de contenidos. Más creadores, más formatos, más publicaciones… y menos espacio para que todos sean vistos. El algoritmo, frente a esta abundancia, deja de priorizar lo culturalmente relevante y se enfoca en lo que retiene mejor la atención individual de cada usuario.
Aquí aparece el gran desafío: cuando el contenido es infinito, la visibilidad se vuelve escasa. Y en ese contexto, no solo compiten personas contra personas, sino personas contra sistemas automatizados capaces de producir a escala.
El costo cultural de la hiperpersonalización
“La cultura necesita experiencias colectivas”, advirtió la periodista Taylor Lorenz. “Cuando una app es lo suficientemente grande y además es algorítmica, la monocultura muere”.
Para algunos creadores, esa monocultura no desapareció: simplemente se trasladó a plataformas de formato corto. Taylor Bell, creadora de contenido de negocios en Nueva York, señala que hoy las tendencias nacen y se aceleran en Reels o TikTok, donde todo parece más centralizado y simultáneo.
YouTube, en cambio, ya no empuja tendencias masivas. Funciona a través de recorridos individuales: suscripciones, recomendaciones y “agujeros de conejo” personalizados.
El resultado es un nuevo mapa cultural: menos destinos compartidos y más caminos solitarios. YouTube sigue siendo el escenario, pero ya no decide qué obra mira el público.
Más nichos, menos estrellas
El propio CEO de YouTube ha descrito la plataforma como un lugar donde cualquiera puede subir contenido, sin que YouTube lo financie directamente. A medida que el ecosistema se fragmenta en nichos —muchos de ellos potenciados por IA— se diluye la idea de unos pocos creadores dominando todo.
“Queremos más creadores de nicho, queremos que más personas se sientan representadas. No queremos que diez personas controlen las apps”, dijo Lorenz. “Pero esto también marca el fin de una era”.
Por qué aprender IA ya no es opcional
En este nuevo escenario, aprender inteligencia artificial no es una ventaja competitiva: es una condición de supervivencia. La IA no reemplaza la creatividad, pero sí redefine quién puede crear, a qué velocidad y con qué alcance. Los creadores que entiendan estas herramientas podrán amplificar su voz, optimizar su producción y competir en un ecosistema saturado. Los que no, quedarán invisibilizados, no por falta de talento, sino por falta de adaptación.
La cultura ya no se impone desde una plaza central. Se construye desde miles de nichos, asistidos por algoritmos y sistemas inteligentes. Aprender IA es, hoy, aprender a existir en ese nuevo mapa.